jueves, 20 de noviembre de 2014



CIUDAD DE PAPEL – JHON GREEN













SINOPSIS
La historia gira en torno a dos adolescentes, en su último año de secundaria, que viven en Orlando, Florida: Quentin Jacobsen ("Q"), y Margo Roth Spiegelman. Aunque Q está perdidamente enamorado de Margo, pertenecen a "dos mundos diferentes". Ella es popular y llamativa mientras que Q es un poco nerd.
Sin embargo, una noche Margo se presenta en casa de Q, vestida de Ninja, para que la ayude a acometer una venganza en contra de su novio (Jese), quien la está engañando con Becca. Después de escabullirse en casa de éste, lo hacen también en las de otros personajes, dejando marcas de grafitti con una letra M, o peces muertos.
Al día siguiente, Margo no se presenta a clases, y tres días después sus padres denuncian su desaparición, cosa que ha ocurrido otras veces. Q está convencido de que Margo le ha dejado unas pistas para encontrarla y decide seguirlas. La última de ellas conduce hasta una "ciudad de papel" en el Estado de Nueva York, llamada Agloe.

OPINION PERSONAL
Como siempre me vuelve a sorprender jhon (unos de mis autores favoritos) pues en ciertas partes con los personajes de ciudad de papel me he visto identificado con ellos por otra parte me ha encantado tanto como la trama como búsqueda de Margo pues como una vez más me encuentro con la antología de no siempre o necesariamente el chico y chica se quedan juntos pero aun así sin unión y su distanciamiento sería lo mejor aunque crean que han encontrado el verdadero amor
Bueno no en ciertas partes de la lectura creo que me he puesto a llorar bueno no llorar solo un par de lágrimas, pues me da cólera que se quedaran juntos, en otras me he visto molesta es como pueden ser tan fascistas los padres de margo y es en sí como he dado cuenta que no solo son los padres de margo también los padres en general bueno no todos pero la gran mayoría aunque hay excepción como los míos respetan mi espacio personal (pues creo que se debe a eso que se llama ….confianza ….)
En fin mandarles mis más cordiales saludos y recomendarlos de este libreo en peculiar no  necesariamente este sería mi preferido pero si recomendable…
Bueno si os interesa a qui os dejo ‘-’ 







Ben (Austin Abrams), Marcus "Radar"(Halston Sage), Lacey Pemberton(Justice Smith)



 Quentin "Q"(Cara Delevingne), Margo Roth (Nat woldd)




martes, 4 de noviembre de 2014



Night School – C. J. Dawgherty










Sinopsis

El mundo de Allie se viene abajo: odia su escuela, su hermano ha desaparecido y ella ha sido arrestada. Otra vez.
No puede creer que sus padres hayan decidido enviarla a un internado. Aunque Cimmeria no es una escuela normal: no permiten ordenadores ni teléfonos móviles, y sus alumnos son superdotados, o de familias muy influyentes. Pero hay algo más: Allie se da cuenta de que Cimmeria esconde un oscuro secreto, un secreto que solo comparten algunos profesores y los alumnos de las misteriosas clases nocturnas de la Night School.
A pesar de todo, Allie parece feliz. Ha hecho nuevos amigos y uno de los chicos más atractivos de la escuela le dedica toda su atención. Y, claro, también está su relación con Carter, ese chico solitario con el que siente una inmediata conexión.
Todo parece ir bien hasta el momento en que Cimmeria se convierte en un lugar terriblemente peligroso donde nadie parece a salvo. Allie tendrá que elegir en quién confiar mientras descubre los secretos de la escuela
.

 
Capitulo 1

— ¡Date prisa!
— ¿Quieres tranquilizarte? Ya casi he terminado.
Con los dientes apretados, Allie se acuclilló en la oscuridad para pintar la última S mientras Mark, arrodillado junto a ella, la alumbraba con una linterna. Sus voces resonaban en el pasillo desnudo. El foco de luz que iluminaba la obra tembló ligeramente cuando él se rio por lo bajo.
De repente dieron un respingo. Habían oído un chasquido.
Unas luces parpadearon a lo lejos antes de proyectarse en el vestíbulo del colegio.
Dos uniformes se perfilaron en el umbral de entrada.
Allie dejó caer el brazo, despacio, sin retirar el dedo del aerosol de pintura, dibujándole así a la letra una especie de cola grotesca que bajaba por la puerta del despacho del director hasta el sucio suelo de linóleo.
—Corre.
En cuanto la palabra hubo salido de sus labios, Allie salió volando por el amplio pasillo. El chirrido de la suela de sus deportivas resonaba hueco en el silencio del
Instituto Brixton. No se volvió a mirar si Mark la seguía.
Ignoraba dónde se habían metido los demás, pero el padre de Harry lo mataría si volvían a pillarlo con las manos en la masa. Allie dobló una esquina como alma que lleva el diablo y enfiló por un tramo de pasillo sumido en tinieblas. Distinguió un resplandor verdoso al fondo, el aviso de una salida de emergencia.
Un estremecimiento de euforia le recorrió el cuerpo mientras corría hacia la que iba a ser su salvación. Iba a conseguirlo. Se iba a librar.

Casi estampándose contra la puerta doble, empujó con todas sus fuerzas la barra que había de abrirle el paso a la libertad.
No cedió.
Incapaz de dar crédito, volvió a empujar, pero la puerta estaba bloqueada.
Maldita sea. Si no fuera porque acabo de cometer un acto de vandalismo, pensó, los denunciaría al periódico del barrio.
Escudriñó el amplio pasillo, desesperada. La policía se interponía entre ella y la entrada principal. Y la única salida trasera estaba cerrada.
Tenía que encontrar otra vía de escape.
Contuvo el aliento para aguzar el oído. Las voces y los pasos se dirigían hacia ella.
Con las manos en las rodillas, hundió la cabeza. Las cosas no podían acabar así. Sus padres la iban a hacer pedazos. ¿Detenida tres veces en un año? Como si no hubiera sido bastante fastidio que la matricularan en aquel maldito instituto. ¿Adónde la enviarían ahora?
Corrió hacia una puerta cercana.
Uno, dos, tres pasos.
Probó la manilla.
Cerrada.
Avanzó por el pasillo hasta la siguiente.
Uno, dos, tres, cuatro pasos.
Cerrada.
Estaba corriendo directamente hacia la policía. Aquello era una locura.
Por fin, la tercera puerta se abrió. Un almacén.
¿Dejan el almacén abierto pero cierran las aulas? Los que dirigen este instituto son idiotas.
Deslizándose con suma cautela entre los estantes atestados de paquetes de papel, fregonas y material eléctrico que no podía identificar en la

penumbra, dejó que la puerta se cerrara a su espalda mientras trataba de recuperar el aliento.
Una oscuridad negra como boca de lobo la envolvía. Tendió una mano ante ella —justo delante de los ojos— y no pudo verla. Sabía que estaba ahí; notaba su presencia. Sin embargo, la imposibilidad de atisbarla la desorientó un momento. Al estirar los brazos para recuperar el equilibro, empujó un montón de papel apilado. A tientas, luchó por evitar que cayera.
Oía voces amortiguadas procedentes del exterior; sonaban muy lejanas. Solo tenía que esperar unos instantes y se habrían ido. Apenas unos minutos más.
Hacía un calor sofocante.
Tranquilízate.
Contó sus pesadas respiraciones… Doce, trece, catorce.
Era inútil. Ya había empezado. Aquella sensación de estar atrapada en un bloque de cemento sin poder respirar. El corazón le latía a mil, el miedo le atenazaba la garganta.
Por favor, Allie, tranquilízate, se suplicó a sí misma. Solo cinco minutos más y estarás a salvo. Los chicos no te delatarán.
Aquello no iba bien. Estaba mareada, asfixiada.
Tenía que salir de allí.
El sudor le resbalaba por el rostro y el suelo parecía mecerse bajo sus pies; tendió la mano hacia la manilla de la puerta.
No, no, no, no es posible.
El interior de la hoja era completamente liso.
Frenética, palpó la totalidad de aquella puerta inamovible y después la pared de alrededor. Nada. Imposible abrirla desde el interior.
Empujó la hoja, repasó los rebordes con las uñas, pero no cedía. Sintió que le faltaba el aire.
La oscuridad era completa.

Con los puños cerrados, aporreó aquella puerta lisa e implacable.
—¡Socorro! No puedo respirar. ¡Abran!
No obtuvo respuesta.
—¡Auxilio! ¿Por favor?
Le horrorizó el tono suplicante de su propia voz. Apoyó la mejilla contra la hoja y boqueó entre sollozos para tomar aire mientras golpeaba la madera con las manos.
—Por favor.
Cuando la puerta se abrió al fin, lo hizo tan de repente que Allie se precipitó directamente a los brazos de un agente de policía.
Sin soltarla, el hombre dio un paso atrás para enfocarle los ojos con el haz de una linterna, reparando así en su aspecto desgreñado y en sus mejillas bañadas en
Sin soltarla, el hombre dio un paso atrás para enfocarle los ojos con el haz de una linterna, reparando así en su aspecto desgreñado y en sus mejillas bañadas en lágrimas.
Por encima de ella, el agente dirigió una sonrisa burlona a un segundo policía.
Fue entonces cuando Allie vio a Mark, cabizbajo y sin gorra. El segundo agente, que lo tenía aferrado por el brazo, sonrió a su vez.



Duff – Kody Keplinger





SINOPSIS


Bianca Piper, de diecisiete años, es cínica y leal, y no piensa que es la más guapa de sus amigas. También es muy lista para caer en los encantos del chico mas guapo y gigoló de la escuela, Wesley Rush. De hecho, Bianca lo odia. Y cuando la apoda Duffy, ella le arroja su refresco en la cara.
Pero las cosas no están bien en casa. Desesperada por una distacción, Bianca termina besando a Wesley. Y le gusta. Ansiosa por escapar, ella se entrega a una relación de enemigos con beneficios con Wesley.
Hasta que todo se vuelve extraño. Resulta que Wesley no es tan malo escuchando, y su vida también está hecha un desastre. De repente, Bianca se da cuenta que se está enamorando del chico que creyo que odiaba más que a nadie.



Opinòn Personal

bueno este es unos de los libros que e estado esperando ya que se confundieron el la entrega y me dieron otro y  ¡ya! ……lo tengo que al mismo tiempo Lo lei en un dia o medio dia creo ,  pues la cosa ,  es que  trata de un apodo llamado  DUFF  lo cual al oir esto  Bianca  de parte de Wesley  que la habia llamado asi en una vendita fiesta .. y claro Wesley   es el rompe corazones del insti , pues además que ella lo odia por que es un prototipo de persona  que nunca  nunca ubiera querido hablar … ni en sueños.  Y claro este se acerca hablar con ella para llegar asi a sus amigas que son super alegres .por no decir otra cosa  pero claro conocen los limites creo …
en fin creo  este libro  ademas que habla de los secretos , mentiras, romance, pasión, también nos habla ,  de que no siempre se puede conseguir la felicidad de la mejor manera , que siempre ha estado hay y no nos e mos dado cuenta , que  debería amos de apreciar lo que tenemos………la verdad queste libro me echo  llorar un poquito me ha gustadooo……..le dejo el primer capitulo haber sip se animan


1/5





Capítulo 1
Esto se estaba poniendo feo.
Una vez más, Casey y Jessica estaban haciendo completamente el ridículo, moviendo el culo como bailarinas de un vídeo de rap. Pero supongo que los chicos comen mierda, ¿no? Sinceramente, podía sentir mi IQ cayendo mientras me preguntaba, por enésima vez esa noche, ¿por qué había dejado que me arrastren de nuevo aquí?
Cada vez que llegamos a Nest, pasa lo mismo. Casey y Jessica bailan, coquetean, atraen la atención de todos los varones a la vista, y, finalmente, son llevadas fuera de la fiesta por su mejor amiga protectora yoantes de que cualquiera de los perros con tentáculos pueda aprovecharse de ellas. Mientras tanto, me senté en el bar toda la noche hablando con Joe, el camarero treintañero, sobre “los problemas con los chicos en estos días”.
Pensé que Joe se ofendería si le dijera que uno de los mayores problemas era este maldito lugar. Nest, que solía ser un bar real, había sido convertido en un salón adolescente hace tres años. La barra de roble desvencijada seguía en pie, pero Joe servía únicamente refrescos mientras los chicos bailaban y escuchaban música en vivo. Odiaba el lugar por la simple razón de lo que les hizo a mis amigas, que podrían ser algo más sensibles la mayoría de veces, allí actuaban como idiotas. Pero en su defensa, no eran las únicas. La mitad del instituto Hamilton se presentaba los fines de semana, y nadie abandonaba el club con su dignidad intacta.
Quiero decir en serio, ¿dónde estaba la diversión en todo esto? ¿Quieres bailar la misma música tecno pesada semana tras semana? ¡Claro! Entonces tal vez golpearé ese sudoroso, jugador de fútbol ninfómano. Tal vez tengamos discusiones significativas sobre política y filosofía, mientras nos movemos al ritmo de Bump. Ugh.
Sí, claro.
Casey se dejó caer en el taburete junto al mío.
—Deberías venir bailar con nosotras B, —dijo ella, sin aliento por su botín de agitación.
—Es muy divertido.
—Claro que lo es—, murmuré.
— ¡Oh Dios mío! —Jessica se sentó en mi otro lado, su cola de caballo rubio miel rebotando contra sus hombros. — ¿Vieron eso? ¿Lo vieron? ¡Harrison Carlyle se me quedó mirando fijamente ¿Has visto eso? ¡Oh mi Dios!—.
Casey puso los ojos en blanco. —Te preguntó dónde habías comprado tus zapatos, Jess. Es totalmente gay—.
—Es demasiado guapo para ser gay.
Casey la ignoró, pasándose los dedos por detrás de la oreja, como si estuviera tejiera trenzas invisibles. Era un hábito de antes de que se cortara el pelo en su actual corte rubio duende vanguardista.
—B, deberías bailar con nosotras. Te hemos traído aquí para poder pasar el rato contigo, no es que Joe no sea divertido. —Ella le guiñó un ojo al camarero, probablemente con la esperanza de conseguir algunos refrescos gratis. —Pero somos tus amigas. Deberías venir a bailar. ¿No debería, Jess?.
—Totalmente—, coincidió Jessica, mirando a Harrison Carlyle, que estaba sentado en el otro lado de la habitación. Hizo una pausa y se volvió hacia nosotras. —Espera. ¿Qué? No estaba escuchando.
—Sólo te ves tan aburrida aquí, B. Quiero que te diviertas también—.
—Estoy bien, mentí. —Lo estoy pasando muy bien. Saben que no puedo bailar. Me cruzaría en su camino. Vayan a... vivir la vida o lo que sea. Voy a estar bien aquí.
Casey entrecerró los ojos color avellana. — ¿Estás segura?—, Preguntó.
—Afirmativo—.
Frunció el ceño, pero después de un segundo se encogió de hombros y cogió a Jessica por la muñeca, tirando de ella hacia la pista de baile.
— ¡Santa mierda! — Exclamó Jessica. — ¡Reduce la velocidad, Case! ¡Me vas a arrancar el brazo! —Entonces se abrieron paso alegremente hacia la mitad de la pista, ya sincronizando las caderas con la pulsante música tecno.
— ¿Por qué no les dices que estás triste? —, Preguntó Joe, empujando un vaso de cola de cereza hacia mí.
—No estoy triste—.
—No eres una buena mentirosa tampoco—, respondió antes de que un grupo de estudiantes de primer año comenzara a gritar por bebidas en el otro extremo de la barra.
Le di un sorbo a mi cola de cereza, mirando el reloj encima de la barra. El segundero parecía estar congelado, y yo rezaba por que la maldita cosa se hubiera roto o algo así.
No les pediría a Casey y Jessica irnos hasta las once. Algo antes y sería la aguafiestas. Sin embargo, según el reloj ni siquiera eran las nueve, y ya podía sentir que me estaba dando una migraña por la música tecno, que sólo empeoraba con la luz pulsante estroboscópica. Muévete, ¡segunda mano! ¡Muévete!
—Hola—.
Giré los ojos y me volví para mirar al intruso no deseado. Esto pasaba de vez en cuando. Algún chico, por lo general borracho o con un grado de olor corporal informal, toma un asiento a mi lado y hace un intento a medias de una pequeña charla. Es evidente que no han heredado el gen atento, porque la expresión en mi cara era muy, muy obvia de que no estaba de humor para estar platicando con nadie.
Sorprendentemente, el chico que había tomado el asiento a mi lado no olía a marihuana o axilas. De hecho, podría haber sido colonia lo que olía en el aire. Pero mi disgusto sólo
aumentó cuando me di cuenta de a quién pertenecía la colonia. Habría preferido el confuso de cabeza borracho.
Wesley. Joder. Rápido.
— ¿Qué quieres? —Exigí, ni siquiera me tomé la molestia de ser educada.
— ¿No eres del tipo amigable? — Wesley preguntó con sarcasmo. —En realidad, he venido a hablar contigo.
—Bueno, una mierda para ti, no hablo con la gente esta noche.
Sorbí de mi bebida en voz alta, esperando que tomara la sugerencia no muy sutil de irse. No hubo suerte. Podía sentir sus ojos de color gris oscuro arrastrándose sobre mí. Ni siquiera podía fingir mirarme a los ojos, ¿podía? ¡Uf!
—Vamos, —Wesley bromeó. —No hay necesidad de ser tan fría—.
—Déjame en paz—, susurré con los dientes apretados. —Ve a probar tu acto de encanto con alguna fulana con baja autoestima, porque no me lo estoy tragando—.
—Oh, no estoy interesado en fulanas—, dijo. —Eso no es lo mío—.
Solté un bufido. —Cualquier chica que te dé la hora del día, Wesley, definitivamente es una fulana. Nadie con buen gusto, clase o dignidad realmente te encuentra atractivo—.
Muy bien. Eso fue una mentira pequeña.
Wesley Rush era el más repugnante mujeriego playboy más oscuro del peldaño del instituto Hamilton... pero era un poco caliente. Tal vez si pudiera ponerlo en silencio... y cortarle las manos... tal vez —sólo tal vez— sería tolerable entonces. De lo contrario, era una verdadera pieza de mierda. Mierda de perro con tentáculos.
—Y supongo, ¿que tú tienes gusto, clase y dignidad? —Preguntó, sonriendo.
—Sí, lo hago—.
—Eso es una vergüenza—.
— ¿Es éste tu intento de coqueteo? —Le pregunté. —Si es así, has fracasado. Épicamente—.
Se echó a reír. —Nunca fallo en el coqueteo. —Se pasó los dedos por el pelo oscuro, rizado y ajustó su sonrisa torcida, un poco arrogante. —Sólo estoy siendo amable. Trato de mantener una conversación agradable—.
—Lo siento. No me interesa. —Me di la vuelta y tomé otro trago de mi Cola de cereza. Pero él no se movió. Ni siquiera una pulgada. —Te puedes ir ahora—, le dije con fuerza.
Wesley suspiró. —Muy bien. Estás siendo muy poco cooperativa, sabes. Así que supongo que voy a ser honesto contigo. Necesito que me eches una mano: eres más inteligente y más obstinada que la mayoría de chicas con las que hablo. Pero estoy aquí por un poco más que una conversación ingeniosa—. Puso su atención en la pista de baile. —Realmente necesito tu ayuda. Ya ves, tus amigas están calientes. Y tú, querida, eres la Duff—.
— ¿Eso incluso es una palabra? —
—Designada. Fea. Gorda. Amiga—, aclaró. —No te ofendas, pero esa serías tú—.
— ¡Yo no soy la...! —
—Oye, no te pongas a la defensiva. No es que seas un ogro ni nada, pero en comparación... —Él encogió sus anchos hombros—.
—Piensa en ello. ¿Por qué te traen aquí si no bailas? —Tuvo el descaro de llegar a más y dio una palmadita a mi rodilla, como si estuviera tratando de consolarme. Me aparté de él, y sus dedos se movieron sin problemas para cepillarse algunos rizos de su rostro en su lugar.
—Mira—dijo, — tienes amigas calientes, realmente amigas calientes. Hizo una pausa, observando la acción de la pista de baile por un momento, antes de enfrentarse a mí otra vez. —El punto es, los científicos han demostrado que cada grupo de amigos tiene un punto débil, una Duff. Y las chicas responden bien a los chicos que se asocian con sus Duffs—.
— ¿Los drogadictos pueden llamarse a sí mismos científicos ahora? Eso es nuevo para mí.
—No seas amarga—, dijo. —Lo que estoy diciendo es que a las chicas —como tus amigas— les resulta atractivo cuando los chicos muestran una cierta sensibilidad y socializan con las Duff. Así que hablando contigo en este momento estoy duplicando mis probabilidades de echar un polvo esta noche. Por favor ayúdame aquí, y sólo pretende disfrutar de la conversación—.
Le miré fijamente, atónita, durante un largo rato. La belleza realmente estaba a flor de piel. Wesley Rush puede tener el cuerpo de un dios griego, pero su alma es tan negra y vacía como el interior de mi armario. ¡Qué hijo de puta!
Con un movimiento rápido me puse de pie y arrojé el contenido de mi vaso en dirección a Wesley. La cola de cereza voló por todo su cuerpo, salpicando su caro polo blanco.
Las gotas del líquido rojo oscuro brillaban en sus mejillas y su pelo de color marrón. Su rostro brillaba con ira, y su cincelada mandíbula rechinaba ferozmente.
— ¿Qué ha sido eso? —, Espetó, limpiándose la cara con el dorso de su mano.
— ¿Qué crees que ha sido? — Grité, con los puños cerrados a mis costados.
—Honestamente, Duffy, no tengo ni la más remota idea—.
Llamas enfadadas ardían en mis mejillas. —Si crees que voy a dejar a una de mis amigas salir de aquí contigo, Wesley, estás muy, muy mal—, le escupí. —Eres un poco desagradable, superficial, burro mujeriego, y espero que las manchas de refresco de tu camisita sean de tu gusto. — Justo antes de que me marchara, miré por encima de mi hombro y añadí: —Y mi nombre no es Duffy. Es Bianca. Hemos estado en el mismo salón de clases desde la escuela media, tú absorto en ti mismo hijo de puta—.
Nunca pensé que diría esto, pero gracias a Dios que el maldito tecno estaba muy fuerte. Nadie más que Joe escuchó el pequeño episodio, y probablemente encuentró toda la cosa histérica. Tuve que abrirme camino a través de la pista de baile llena para encontrar a mis amigas. Cuando las localicé, agarré a Casey y Jessica por los codos y tiré de ellos hacia la salida.
— ¡Hey! —, Protestó Jessica.
— ¿Qué va mal? — Casey preguntó.
—Estamos jodidamente saliendo de aquí—, dije, tirando de sus cuerpos reacios detrás de mí.
—Os lo explicaré en el coche. No puedo soportar estar en este infierno más de un segundo—.
— ¿Le puedo decir adiós a Harrison primero? — Jessica gimió, tratando de aflojar mi apretón de su brazo.
—Jessica—, mi cuello tronó dolorosamente cuando me volví para darle la cara. —Él es gay! No tienes una oportunidad, así que déjalo ya. Tengo que salir de aquí. Por favor—.
Las saqué al estacionamiento, donde el aire helado de enero golpeó nuestra carne desnuda de la cara. Cediendo, Casey y Jessica se reunieron cerca a uno y otro lado de mí. Tienen que haber encontrado su ropa, que estaba destinada a ser sexy, mal equipada para manejar la sensación térmica. Nos dirigimos a mi coche, acurrucadas, separándonos sólo, cuando llegamos al parachoques delantero. Hice clic en el botón de desbloqueo de mi llavero para que pudiéramos entrar a la cabina ligeramente más cálida del Saturno sin demora.
Casey se acurrucó en el asiento delantero y dijo, a través de su castañeteo de dientes.
— ¿Por qué estamos yéndonos tan temprano? B, sólo son, como, las nueve y cuarto.
Jessica tenía mala cara en el asiento trasero con una manta antigua envuelta a su alrededor como un capullo. (Mi calefacción de mierda rara vez se decidía a funcionar, así que dejé un alijo de mantas en el suelo.)
—Discutí con alguien,les expliqué, golpeando la llave en el contacto con una fuerza innecesaria. Le tiré mi Cola, y no quería quedarme por su respuesta.
— ¿Con quién? —, Preguntó Casey.
Había estado temiendo esa pregunta, porque sabía la reacción que conseguiría.
—Con Wesley Rush—
Dos desvanecidos, suspiros femeninos siguieron mi respuesta.
—Oh, vamos—, me quejé yo. —El chico es un puto. No puedo soportarlo. Duerme con todo lo que se mueve, y su cerebro se encuentra en sus pantalones, lo que significa que es microscópico.
—Dudo de eso—, dijo Casey con otro suspiro. —Dios, B, sólo tú puedes encontrar un defecto en Wesley Rush—.
La fulminé con la mirada cuando giré la cabeza hacia la parte de atrás del estacionamiento. —Es un idiota—.
—Eso no es cierto, —intervino Jessica. —Jeanine dijo que habló con ella en una fiesta recientemente. Ella estaba con Vikki y Angela, y dijo que sólo se acercó y se sentó a su lado. Él fue muy amable—.
Eso tenía sentido. Jeanine era sin duda la Duff si estaba con Angela y Vikki. Me pregunté cuál de ellas quedaría con Wesley esa noche.
—Es encantador—, dijo Casey. —No eres más que la pequeña miss cínica, como de costumbre. —Ella me dio una cálida sonrisa desde el otro lado de la cabina. —Pero, ¿qué demonios fue lo que hizo para que llegaras a lanzarle la Cola? —Ahora sonaba preocupada. Le había suficiente tiempo.
— ¿Te dijo algo, B? —
—No—mentí. —No es nada. Sólo me molestó—.
Duff.
La palabra rebotaba en mi mente mientras aceleré por la 5th calle. No me atreví a decirles a mis amigas acerca del nuevo y maravilloso insulto que acababa de ser añadido a mi lista de vocabulario, pero cuando me miré en el espejo retrovisor, la afirmación de Wesley de que era poco atractiva, indeseable etiqueta (más como arrastrada) parecía estarse confirmando.
Jessica es una figura perfecta de reloj de arena, cálida y con acogedores ojos marrones. Casey tiene el cutis perfecto y las piernas de una milla de largo.
No podía compararme con cualquiera de ellas.
—Bueno, digo que vayamos a otra fiesta, ya que es tan temprano—, Casey sugirió.
—Me enteré de una en Oak Hill. Algunos chicos la universidad están en casa para las vacaciones de Navidad y decidieron tener un reventón grande. Angela me lo dijo esta mañana. ¿Queréis ir? —.
— ¡Sí! — Jessica se enderezó debajo de la manta. — ¡Totalmente deberíamos ir! En las fiestas universitarias hay chicos universitarios. ¿No sería divertido, Bianca? —
Suspiré. —No. En realidad no—.
—Oh, vamos—. Casey me alcanzó y me apretó el brazo. — Esta vez no bailaremos, ¿de acuerdo? Y Jess y yo nos comprometemos a mantener a todos los chicos calientes lejos de ti, puesto que es evidente que los odias—.
Ella sonrió, tratando de empujarme de nuevo a un buen estado de ánimo.
—No odio a los chicos calientes—, le dije. —Sólo a uno—. Después de un momento, suspiré y volví a la carretera, en dirección a la línea del condado. —Muy bien, vamos a ir. Pero me compraréis un helado después. De dos bolas—.
−Trato hecho—.